En tiempos de desastre

El título no es accidental: en tiempos de desastre. Lo que está pasando es realmente desastroso. El coronavirus no sólo va a matar porque es un virus muy malo que ya ha provocado muchas muertes. Está provocando una catástrofe económica tan enorme que posiblemente provocará muchas más muertes la crisis económica que la sanitaria. Y en tiempos de desastre hay que aplicar medidas urgentes, rápidas, novedosas, que se orienten a paliar en la medida de lo posible los efectos negativos que está provocando y que va a provocar en el inmediato futuro. Y los institutos religiosos no van a ser ajenos a ese desastre. Esta vez no. Nos va a tocar y muy de cerca. Seguir leyendo En tiempos de desastre

Planificar a largo plazo

En mi relación con diversas congregaciones religiosas, me sorprende ver cuántas ecónomas y ecónomos, generales y provinciales, viven al día. Ni siquiera se plantean la idea de planificar a largo plazo. Ni se les pasa por la mente. Las premuras del día a día, la última llamada telefónica, la urgencia del problema de aquella provincia o comunidad o actividad, no dejan lugar para el estudio tranquilo de la situación, para echar una mirada al futuro ni para planificar a largo plazo. Y me da la impresión de que en la actual situación se van a sentir más inclinados todavía a caer en esa tentación. ¡Va a haber más urgencias todavía! Seguir leyendo Planificar a largo plazo

Lo más urgente

Estamos viviendo unos días extraños. Tenemos un virus suelto por ahí y nos han dicho que lo más urgente y necesario es que nos quedemos en nuestras casas sin salir y evitando todo contacto social que pueda facilitar la propagación de un virus que está resultando muy letal sobre todo para nuestros mayores. La consecuencia del confinamiento no sólo es la paralización de la vida social. También se paraliza la economía. Vamos a tener que trabajar mucho para que la maquinaria económica se vuelva a poner en marcha. Y con ella, el trabajo, los salarios y el tener a su alcance los medios necesarios de vida para muchas personas. La crisis va a ser tremenda y todavía no imaginamos del todo sus consecuencias. Seguir leyendo Lo más urgente

Religiosas Ecónomas

La mayoría de los lectores de este blog son mujeres. La mayoría son religiosas. La mayoría son ecónomas o administradoras. El domingo pasado hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer. No puedo menos que dedicar unas líneas a felicitaros, a daros las gracias por vuestro trabajo, por vuestra entrega, por vuestra generosidad. Por dedicaros a un servicio que muchos no valoran adecuadamente pero que es fundamental e imprescindible para la misión y el carisma de vuestras instituciones. Ser religiosa ecónoma es una forma maravillosa de hacer reino, de construir fraternidad a base de servicio. Seguir leyendo Religiosas Ecónomas

Asesores profesionales e independientes

Decía en la entrada anterior (La responsabilidad es nuestra) que no podemos pasar la carga de la decisión a los asesores. Ahora quiero subrayar que necesitamos asesores profesionales e independientes. Utilizaba una cita de la carta circular de la CIVCSVA, Líneas orientativas para la gestión de los bienes en los Institutos de Vida Consagrada y en las Sociedades de Vida Apostólica. Pero lo dicho en esa entrada hay que completarlo con otro texto del mismo documento que dice: Seguir leyendo Asesores profesionales e independientes

La responsabilidad es nuestra

Estamos todos todavía leyendo el último documento de la CIVCSVA, Economía al servicio del carisma y de la misión, de 2018. Y casi se nos ha olvidado que antes, en 2014, se hizo público otro documento, Líneas orientativas para la gestión de los bienes en los Institutos de Vida Consagrada y en las Sociedades de Vida Apostólica, más breve pero muy interesante que abrió el camino a que pensásemos en estos temas de la administración. Hoy quiero recordar algo que decía este documento previo y que me parece que es muy importante a la vez que verdad de perogrullo: que la responsabilidad es nuestra. Seguir leyendo La responsabilidad es nuestra

La ley del trabajo

He estado haciendo un repaso de lo escrito hasta ahora. Son 118 entradas. He hablado de muchos asuntos y muy diversos. Todos relativos a la administración y la economía, como no podía ser de otra manera. Pero me he dado cuenta de que me ha faltado un tema que es clave, fundamental, básico: la ley del trabajo. O dicho en palabras de san Pablo, “el que no trabaje, que no coma” (2 Tes 3,10). Y sigue diciendo: “Hemos sabido que algunos de vosotros viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. A estos mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida” (2 Tes 3,11-12). Seguir leyendo La ley del trabajo

Invertir para ahorrar

En mis encuentros con los responsables económicos de las congregaciones religiosas aparece muchas veces una cuestión simple: se incrementan los gastos y disminuyen los ingresos. ¿Cómo se puede aguantar esa situación? ¿Cómo darle la vuelta? La idea de aumentar los ingresos aparece como una posibilidad muy lejana, casi utópica en el peor de los sentidos. Hay que atacar por el otro lado: disminuir los gastos. Pero aquí suele haber un conflicto: hay que invertir para ahorrar, hay que gastar más a corto plazo para gastar menos a medio/largo plazo. Es decir, para recortar los gastos, paradójicamente, hay que gastar. Invirtiendo tiempo y dinero. Seguir leyendo Invertir para ahorrar

El valor de nuestro patrimonio

Calcular el valor de una cosa no siempre es fácil. Sobre todo, cuando esa cosa está cargada de connotaciones afectivas. Por ende, calcular el valor de nuestro patrimonio no es fácil. Lo que tenemos son casas, residencias, colegios. ¿Cuánto valen esas propiedades? ¿Y lo que está dentro de ellas? Porque, a veces, pensamos que tenemos verdaderos tesoros y luego, resulta que, desde un punto de vista económico, de tesoros, na’ de na’. Seguir leyendo El valor de nuestro patrimonio

La Cadena de Mando

La economía de una congregación o de una provincia incluye también la relación con los empleados. Pues hay un punto en esa relación que he ido viendo por experiencia que trae muchos problemas: es el asunto de la “cadena de mando”. Una cadena de mando que no dejamos clara, de tal modo que muchas veces nuestros empleados no saben quien es su jefe, a quien tienen que reportar, quien les manda. A veces también sucede que los superiores no saben respetar los mandos intermedios que ellos mismos han nombrado.  Y ahí viene la confusión y el caos. Seguir leyendo La Cadena de Mando

Una congregación no es una empresa

La frase del título: “una congregación no es una empresa” se le podría atribuir a generales, provinciales y religiosos y religiosas de base. Muchos lo piensan. Y tienen razones para pensarlo. Porque la vida religiosa no fue concebida ni nació como una empresa. Nada que ver. Ni a sus miembros se les forma como trabajadores ni directivos altos ni medios de una empresa. Ni el objetivo de la vida religiosa es la maximización del beneficio. Ahí estamos todos de acuerdo. Seguir leyendo Una congregación no es una empresa

Diario de un Ecónomo Primerizo

Es verano. Al menos en Europa. El curso ha sido duro y necesitamos descanso. Así que, por esta vez, dejamos la teoría y pasamos al relato. Es la historia autobiográfica de un ecónomo local. sus primeras sensaciones. Sus primeros problemas. Quién sabe si algunas de las cosas que dice nos pueden hacer pensar un poco en algún rato libre sobre lo que es y debe ser nuestro ministerio como administradores y servidores de nuestros hermanos y hermanas. Seguir leyendo Diario de un Ecónomo Primerizo

Asumir riesgos

En economía siempre hay muchas posibles soluciones o respuestas a los problemas que se nos plantean. Un buen administrador debe ser capaz de asumir riesgos. Su trabajo fundamental es decidir. Decidir entre las diversas alternativas tratando de conciliar las múltiples necesidades presentes y futuras con los recursos, siempre escasos por definición. No hay una sola solución. No hay una sola respuesta. No es verdad eso de que no podemos hacer otra cosa. Hasta el posponer la decisión es ya tomar un camino concreto. Seguir leyendo Asumir riesgos

Renta fija y renta variable

Estamos ante el gran dilema a la hora de las inversiones financieras. Entre la renta fija (las inversiones que no están sujetas a la volatilidad del mercado de valores sino que ofrecen una rentabilidad fija) y la renta variable (las acciones para entendernos) sometidas a los vaivenes del mercado y con posibilidad incluso en los momentos de crisis de perder valor, tendemos a pensar que lo más seguro es la renta fija. Porque uno de los criterios que tenemos claro a la hora de las inversiones financieras es la seguridad. Ponemos nuestro dinero en renta fija y ya no hay más de qué preocuparse. Seguir leyendo Renta fija y renta variable

Lo micro y lo macro

Hace poco estuve comiendo con un amigo que se mueve mucho en el asesoramiento de institutos religiosos en cuestiones financieras. Digamos que ya nos conoce desde hace tiempo. En un momento de la conversación hablamos de lo micro y lo macro. Me dijo algo así como “vosotros, los religiosos y religiosas, sois muy buenos en lo micro pero muy malos en lo macro”. Se refería obviamente al mundo de la administración. En su opinión nos manejamos muy bien en la administración de las pequeñas cosas, las compras de cada día. Ahí hacemos generalmente una administración cuidadosa, controlamos bien. Pero parece que en lo “gordo”, en lo grande, en lo macro, nos perdemos un poco. Seguir leyendo Lo micro y lo macro

De vuelta

Ya conocen el título de la película de James Bond: «Nunca digas nunca jamás.» Precisamente la película que llevaba ese título marcó la vuelta del personaje a las pantallas. Con mucha humildad, me voy a aplicar el cuento. Hace dos meses y medio publiqué lo que pensaba que iba a ser la última entrada en este blog sobre economía y vida religiosa. Y aquí me tienen de vuelta. Otra vez. Aunque ya les aviso a los lectores que va a ser una vuelta más relajada, sin dejarme esclavizar por la obligación autoimpuesta de publicar una entrada exactamente cada quince días como hacía antes.

Así que estoy de vuelta. Lo primero que quiero hacer es felicitar a todos ustedes por la Pascua recién celebrada. Ojalá eso de la resurrección llegué también a la economía aunque a veces me parece que es mucho pedir. Pero la esperanza es, debe ser, lo último que se pierde. Así que les deseo a todos que este tiempo de Pascua les llene de esperanza y gozo. Hay mucho trabajo por hacer pero poco a poco se irá haciendo este importante servicio que se nos ha encomendado en nuestros institutos.

Y como estamos en Pascua pues les mando un pequeño regalo. Les adjunto un archivo en donde encontrarán el texto de un artículo que voy a publicar próximamente en la revista «Vida Religiosa». Como anticipo especial para mis lectores. Y si les puede ayudar en sus trabajos, pues qué bien. Que para eso estamos, para servir.

ALLÁ VA LA DESPEDIDA

Todo lo que empieza tiene un final. Y también este blog llega a su final. Está que escribo ahora es la entrada número 114. Ya está bien de hablar de estas cosas de la administración que, para decir la verdad, da la impresión de que a muchos, ¿la mayoría?, les resultan indiferentes. Claro que esa misma mayoría protestará si no tiene la comida a su tiempo, o el médico o la electricidad o cualquier otro de los recursos económicos que nos hacen falta para vivir y para llevar adelante la misión. ¡Cosas de la vida! Seguir leyendo ALLÁ VA LA DESPEDIDA

Los proveedores

Los administradores trabajan con muchos proveedores de diversos servicios y productos. Los proveedores son ya casi parte de nuestra vida. A veces, hay años de relación que hasta dan lugar a buenas amistades. Pero son siempre relaciones que están mediadas por una relación comercial. Eso conviene tenerlo en cuenta a la hora de aceptar precios o de mantener esa relación comercial con el proveedor de siempre, de toda la vida, ése que es casi de la familia. Porque es posible, sólo digo que es posible, que a veces nos engañen aprovechándose de nuestra buena voluntad y de esa relación de años. Seguir leyendo Los proveedores

Procrastinar

Todos los años por diciembre la Fundeu (Fundación del Español Urgente) hace pública la que en su opinión es la palabra del año. Este año pasado, 2018, fue “microplásticos”. Pero en segundo lugar, quedó “procrastinar”, que para nuestro tema es mucho más interesante. Procrastinar significa según la Real Academia “diferir, aplazar”. Digo que es interesante para nuestro tema porque me parece que es una de las grandes tentaciones de todo gobernante cuando se encuentra ante decisiones difíciles. Y los que están en la administración de los institutos religiosos no están liberados de esa tentación. Ni siquiera por aquello de la “gracia de estado”, que se decía antes.

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Serenos en medio de la tormenta

 

Es tiempo de repasar las cuentas del año recién terminado. Posiblemente veamos que los resultados de nuestras inversiones financieras no han sido muy buenos. En realidad, han sido muy malos. Pésimos. Los mercados financieros (bolsa, renta fija…) han caído hasta un 15% entre enero y diciembre. Las inversiones de nuestras instituciones, con suerte, se han quedado en una caída del 5% o algo más. Eso, siempre en proporción a lo que tenga invertido cada institución, puede ser mucho dinero. Es para ponerse nerviosos. Y, sin embargo, creo que es el momento para la serenidad. Para mantenerse serenos en medio de la tormenta. Por mucho que la tormenta haya sido de aúpa, como diría mi madre.

Ya hablé en otro momento de la volatilidad de los mercados financieros (“la volatilidad y la tranquilidad” se titulaba. Lo hice precisamente un verano en que hubo unas caídas fortísimas en las bolsas europeas. Aquel fue un momento de volatilidad. Luego las tornas cambiaron y los mercados se tranquilizaron. Hay que reconocer que lo de este año ha ido algo más allá de la volatilidad, que se refiere más bien a la imagen de los dientes de sierra: mercados que suben y bajan continuamente con fuerza. Lo de este año han sido directamente bajadas y caídas. Sobre todo, en la segunda mitad del año. La incertidumbre ha sido general en el mundo económico (que si el brexit, que si la política norteamericana, que si el ascenso de la extrema derecha, que si la guerra comercial China-USA…).

Todo son razones para el miedo. Como dicen los economistas “nada hay más miedoso que un billete de un dólar”, indicando que la economía aborrece de la incertidumbre y quiere seguridad de que las reglas del juego no van a cambiar. Los conflictos y los cambios siempre crean incertidumbre, miedo ante el futuro. Y eso les pasa a los inversores. El dinero huye y los precios (los intereses, los rendimientos, los beneficios) bajan. Y se produce otra paradoja: “la bolsa es el único mercado en que cuando hay rebajas, la gente sale corriendo.”

La clave está en mantenerse serenos en medio de la tormenta y mirar a la realidad con perspectiva, a medio y largo plazo. Porque los institutos religiosos no invertimos en el mundo financiero con ánimo de ganar dinero en el compra hoy y vende mañana. No nos dedicamos a la especulación. Invertimos en ese mercado con el objetivo de a) preservar el valor de nuestro capital financiero a medio y largo plazo y b) obtener a medio y largo plazo unos rendimientos estables y justos que nos permitan acometer nuevos proyectos y asegurar los que ya tenemos siempre al servicio de la misión.

No podemos ni debemos mirar el resultado de nuestras inversiones a un plazo tan corto como un año. Hay que echar la mirada con más perspectiva. En estos mercados hay años que se gana y años que se pierde. No se puede ganar todos los años. Tampoco se pierde todos los años. En una congregación eché las cuentas sobre diez años de inversiones financieras y descubrí que de media se había ganado un 1,5% por encima de la inflación. Había años en que se había perdido y años en que se había ganado. Pero lo importante era esa media. Mirar siempre a largo plazo y evitar el cortoplacismo (hay otro blog dedicado a este tema del cortoplacismo), debería estar entre los criterios que no debemos olvidar nunca. Para no desesperarnos, para no ponernos nerviosos y para mantenernos serenos en medio de la tormenta.

Entre Nochebuena y Nochevieja

Este blog se viene publicando desde hace más de tres años puntualmente cada quince días. Éste toca publicarlo, como dice el título entre Nochebuena y Nochevieja. No creo que sea un tiempo para sesudas reflexiones, ni para denuncias proféticas ni sugerencias atinadas. Simplemente, echo la mirada hacia atrás y creo que ha valido la pena tanto escribir. Y que es posible que a alguien le haya ayudado. Con eso es suficiente. Y ya me siento contento. Seguir leyendo Entre Nochebuena y Nochevieja

Unificar

Vivimos en un mundo globalizado pero los institutos religiosos parece que se empeñan a veces en vivir en el pasado. Queremos que cada comunidad haga su guerra y sus compras y sus negocios. Para como decía en el blog anterior, respetar la autonomía de las comunidades. Así que vivimos en la contradicción de que somos capaces de montar cooperativas para que los pobres se unan y puedan obtener mejores servicios a mejores precios, pero nosotros preferimos mantenernos autónomos y hacer cada uno lo suyo aunque nos resulte más caro. Y, a algunos, Cuando oyen el término unificar servicios o proveedores o empresas casi que se les ponen los pelos de punta. Seguir leyendo Unificar

Grandes espacios

Una comida con un grupo de amigos. Ecónomos y ecónomas a nivel provincial y general, algún laico que colabora con ellos. Se habla de las preocupaciones comunes, del trabajo que se tiene entre las manos. Y en una de las revueltas que da la conversión sale el tema de los espacios, los grandes espacios, en que viven ahora muchas comunidades. Y las implicaciones económicas que ello tiene. Todos coincidimos. Habría que tomar decisiones urgentes. Seguir leyendo Grandes espacios

La autonomía de las comunidades y obras

Cada vez que planteo en cualquier foro que hay asuntos que hay que llevar de forma centralizada desde la administración provincial, siempre hay alguien que me responde diciendo que hay que respetar la autonomía de las comunidades y obras. Más aún, me dice que hay que respetar la “justa” autonomía de las comunidades y obras. Como si la idea de centralizar estuviese conectada directamente con la injusticia o supusiese la invasión de competencias que no son suyas. Seguir leyendo La autonomía de las comunidades y obras

Un servicio basado en la confianza

A base de hablar de hablar de las grandes líneas que deben orientar las decisiones económicas de los institutos y de hacer altas reflexiones sobre la economía de los institutos, es posible que se nos olvide que esto de la economía es un servicio y que su objetivo final es servir al bienestar de las personas. Un servicio basado en la confianza. La confianza en sus hermanos y hermanas tiene que ser la actitud básica con la que el administrador realice su servicio. Seguir leyendo Un servicio basado en la confianza

Un blog quincenal de Fernando Torres sobre economía y vida religiosa